Una sociedad capaz de hacer conciencia

Pastoral de la salud

Niñas, niños y adolescentes son agresores o víctimas de acoso escolar (o bullying) en primarias y secundarias, que se manifiesta con agresiones psicológicas, verbales o físicas hacia una persona en particular.

El bullying es una enfermedad social. Socialmente esta violencia se le ha dado el nombre de bullying, que es un término que fue utilizado por primera vez por el holandés Dan Olweus, que significa cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado.

En México, 18 millones 782 mil alumnos de primaria y secundaria son víctimas de bullying, de acuerdo con un estudio realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

En toda conducta bullying se necesita de tres: El agresor, el que recibe la agresión y el espectador. Y esto se da especialmente en las escuelas o centros “de educación”.

Todos como sociedad debemos estar muy atentos ante este problema, gobierno, padres de familia, Iglesia, instituciones no gubernamentales, etc.

Al parecer ya se están tomando cartas en el asunto, pero debemos tener muy en cuenta que este problema social no se resuelve firmando un decreto.

Es preciso volver a la educación en los valores familiares. Si un niño de 6 o 7 años le pega a otro niño, ¿no creen que su conducta algo nos revele? ¿será un niño amado en casa? ¿le hablarán sus papás del amor de Dios? Un niño violento, que daña a otros con golpes, insultos y humillaciones, es un niño neurótico, y la neurosis es una enfermedad. Eduquemos para la salud, no para la enfermedad.

¿Que trato reciben los niños en sus casas? Más aún, ¿que trato ven que tienen sus papás? Una conducta violenta es el resultado de un trato violento. En manos de todos como sociedad está detener estos actos de violencia que generarán problemas mayores en el futuro.— Presbítero Alejandro Álvarez Gallegos, coordinador diocesano para la pastoral de la salud