La negación optimista vs la acción realista

Por: Carmen Buenfil Heredia
Psicóloga clínica

 

No podemos ignorar que estamos ante una situación complicada, más para unos que para otros. La seguridad financiera, sin duda, hace una gran diferencia; no tener experiencia cercana de la enfermedad también; tener continuidad ocupacional es también importante; el espacio físico nos da otro respiro. Pero no en todos los casos se tienen todas estas ventajas, y entonces la situación se agrava de una manera real.

Ante esta situación, escuchamos hoy en día muchos consejos dirigidos a ayudarnos a mantenernos positivos, y esto es muy útil. Sin embargo, algunos de estos consejos son muy malas ideas disfrazadas de optimismo. Son malas porque se refieren a una realidad que no existe, o mejor dicho, nos impiden mirar la realidad como es. Estas ideas se dirigen a tratar de calmarnos (lo cual es importante) y dejar que las cosas pasen o esperar cruzando los dedos que todo, por si solo, salga bien (lo cual es iluso).

El afrontamiento a los problemas no supone negarlos, mirar para otro lado y decir que “todo está bien”. Para afrontar con éxito los problemas hay que mirarlos y definirlos, y muy responsablemente diseñar estrategias para resolverlos poco a poco. Aquí te dejamos algunas ideas que pueden ayudarte a realizar lo anterior:

  1. Adopta una actitud de “por el momento”. Te ayudará a recordar que, por incómodas que parezcan algunas medidas, solo estarán en vigor de manera temporal.
  2. Atrévete a reorganizar tus prioridades. Existe una diferencia entre aquello que es totalmente necesario y urgente, y aquello que puede esperar; no será tal vez la forma en la que estás acostumbrado a hacer las cosas, pero solo será por un tiempo.
  3. Haz cosas diferentes. Las mismas estrategias de antes pueden no surgir el mismo efecto ahora. Tu estrategia puede no ser mala, y tú puedes ser muy hábil para llevarla a cabo, pero la situación es diferente. Si el camino está cerrado por reconstrucción, atrévete a tomar la desviación y te llevará un poco más, es cierto, pero llegarás a tu destino.
  4. . Aléjate del “todo o nada” y opta por la “mínima mejoría”Solemos desear y buscar medidas absolutamente perfectas, justas y fáciles. Y en esta situación, cuando muchas cosas están fuera de nuestro control es fácil frustrarse si esas medidas no se consiguen. Pero puedes preguntarte qué puedes hacer, no para solucionar totalmente la situación, sino para estar un poquito mejor, y hacerlo. Y por último, en lugar de concentrarte en lo que faltó, concéntrate en lo que se consiguió y valóralo.
  5. Deja de pelear con tus emociones: Es perfectamente sano sentirse triste, molesto o frustrado es estas circunstancias. Es sano porque la situación lo amerita. Eso no quiere decir que te entierres y paralices bajo tus emociones, sino que dejes de dedicar energía a “no sentir” pues la necesitas para hacer otras cosas más útiles. Aceptar que las emociones son parte de la experiencia, aprender a sentirlas y soltarlas es parte integral del afrontamiento de cualquier reto.