El perdón es una fortaleza humana

Pastoral de la salud

El rencor es un sentimiento de enfado profundo y persistente, un sentimiento arraigado que desequilibra y enferma tanto el cuerpo como la mente.

El origen del rencor puede deberse a varias razones, como insultos, abuso de confianza, engaños, ofensas, maltratos…

¿Rencor o resentimiento? Básicamente son lo mismo. Ambas palabras te hablan de un “Re” que significa volver a… y ambos están asociados con un tercero… la ofensa de alguien o de ti mismo. Se refiere a re-sentir, volver a sentir dolor por lo que te hicieron, pues el rencor es un sentimiento continuo que se va acumulando hasta que finalmente se convierte en deseo de venganza.

Todos hemos padecido rencor o resentimiento en alguna ocasión, adoptando a veces un comportamiento que va contra nuestra verdadera personalidad, para soportar los desequilibrios, y angustias que este sentimiento genera.

La ira es una de las emociones más básicas y necesarias que existen, nos ayuda a marcar límites con los demás, a hacernos respetar, a darnos cuenta de que se ha producido un desequilibrio, una injusticia, algo que evaluamos como negativo y que deseamos cambiar, nos hace tomar acción y movernos para solucionarlo.

Pero si ese enojo no lo gestionamos adecuadamente en su momento, puede llegar a enquistarse. Nos apegamos a él, en lugar de darle la utilidad que tiene y dejarlo marchar. Entonces tienen lugar el rencor y el resentimiento provocándonos mucho dolor.

El rencor es un mal sentimiento, pues cuando recordamos una circunstancia que la provocó experimentamos sensaciones molestas: frustración, dolor, ira, impotencia y ansiedad.

Se ha comprobado que el enfado y el resentimiento son emociones que nos conectan directamente con la hipertensión arterial y otras enfermedades, además de producirnos molestias como dolores de cabeza, indigestión, tensión muscular y calambres.

No dejemos que las emociones negativas inunden nuestra vida, antes bien pongamos todo en manos de Dios, pidiendo su ayuda para alcanzar el perdón, para salir de nuestros egoísmos y vivir reconciliados con los demás.— Presbítero Alejandro Álvarez Gallegos, coordinador diocesano para la Pastoral de la Salud