Sabemos que una de las tareas mas necesarias y urgentes es la de educar y formar a los niños en los valores y principios evangélicos. Esto se hace desde hace mucho tiempo de manera organizada y estructurada en nuestras parroquias.
Los niños deben formarse en el aprendizaje del amor, amar a Dios para aprender a amar a sus semejantes, a sus hermanos. Esto lo realizan miles de catequistas en nuestra arquidiócesis cada fin de semana. ¿Quien de nosotros no recuerda a un catequista con especial admiración?
La salud espiritual de los niños es una tarea urgente, que requiere preparación y mucho amor para llevarla a cabo. La salud espiritual en los niños se fomenta ciertamente transmitiendo el mensaje de la salvación que Jesús nos da, pero también con el propio testimonio, desde el hogar con los padres, los abuelos, los maestros en las escuelas y en las propias parroquias. Educar en la salud espiritual en un mundo que parece enfermo es verdaderamente un reto, sanar y no contagiar para vivir en plenitud.
Durante estos meses de mayo y junio se vuelven a abrir las inscripciones en todas las parroquias, rectorías y capillas para que los niños puedan cursar un nuevo ciclo catequístico. No dejemos de enviar a los niños al catecismo, no los privemos del conocimiento de Dios y su doctrina. No los apartemos del conocimiento del amor de Cristo.
También necesitamos catequistas responsables en todas las parroquias, piensa si Dios te está haciendo una invitación a ser formador o formadora de nuevas generaciones de discípulos y misioneros del Señor. Catequistas enamorados de Dios que lleven a los niños a crecer en la fe, la esperanza y la caridad. A los catequistas actuales mi reconocimiento y admiración por su labor al servicio de Jesucristo en medio de la Iglesia. Sigan formándose, continúen siendo sal de la tierra y luz del mundo. La Iglesia cuenta con ustedes para ofrecer salud espiritual en las personas de los niños. Muestren su corazón lleno del amor de Dios y encontrarán de vuelta un niño sano que ama y sirve a Dios.— Presbítero Alejandro Álvarez Gallegos, coordinador diocesano para la Pastoral de la Salud
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