Debemos promover una “cultura de la salud”

Pastoral de la Salud

Todos los seres humanos podemos ponernos en camino hacia una cultura de la salud y del acompañamiento. Saber acompañar y consolar son virtudes muy humanas y, desde luego, cristianas.

Ser promotores de una cultura de la salud en el acompañamiento de los enfermos constituye un desafío para nuestros tiempos.

Algunos elementos constitutivos de la “cultura de la salud” pueden ser la hospitalidad, la compasión, la comprensión y el perdón.

Son las actitudes habituales de Jesús hacia la multitud de personas necesitadas que se le acercaban cada día: enfermos de todo tipo, pecadores públicos, poseídos, marginados, pobres, extranjeros. Estas actitudes son “exigencias positivas” del mandamiento de la inviolabilidad de la vida, que con Jesús se revelan en toda su amplitud y profundidad y que todavía pueden, todavía más: deben, caracterizar la Pastoral de Salud y van desde el cuidar de la vida del hermano (o familiar, perteneciente al mismo pueblo, forastero que vive en la tierra de Israel) a ocuparse del que es ajeno, hasta “amar al enemigo”.

Esta cercanía al otro, hasta hacer que se sienta como alguien que me pertenece, supera “todas las barreras de nacionalidad, origen social, religión (…)”, como nos enseña el “buen samaritano” en la parábola evangélica.

El próximo domingo 9 celebramos el día del agente de la Pastoral de la Salud, en la misa de mediodía en la iglesia de Fátima pediremos a nuestro Señor por todas las personas que cuidan a los enfermos, por los que los procuran, visitan y les llevan el consuelo y el alivio de la misericordia del Señor. Les daremos la bendición y animaremos para que continúen con esta gran labor, muchas veces callada, pero muy generosa.

El hacerse prójimo comporta también, como recordaba el papa Francisco en su encíclica “Laudato si”, asumir responsabilidades inderogables hacia la creación y la casa común, que pertenece y está confiada a todos, también para las generaciones venideras. Esta conversión al “evangelio de la creación” significa que “hagamos nuestro y nos volvamos intérpretes del grito por la dignidad humana, que se eleva, sobre todo, de los más pobres y excluidos, como lo son muchas veces las personas enfermas y las que sufren”.— Presbítero Alejandro Álvarez Gallegos, coordinador diocesano para la Pastoral de la Salud