La mejor solución ética a los problemas de salud graves “son los cuidados paliativos y no la eutanasia”
Pastoral de la Salud
El Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia (UCV) considera que “retirarle la hidratación y la alimentación a Vicent Lambert “podría calificarse como un acto objetivamente eutanásico”.
“Retirar medios vitales, como pueden ser la respiración asistida mecánica, la hidratación o la alimentación, solo sería éticamente válido, en caso de riesgo inminente de muerte y existencia de sufrimientos intensos bien contrastados. Sin embargo, en este caso concreto no nos parece que exista ese riesgo, dado que Lambert lleva en el mismo estado desde 2008 y no parece ser que su salud haya empeorado significativamente en las últimas semanas”, apuntan desde el Observatorio de la UCV.
La mejor solución ética a los problemas de salud graves del final de la vida “son los cuidados paliativos y no la eutanasia”, añade el Observatorio: “Las soluciones ante el final de la vida pasan por tratar la muerte como una etapa natural en la que se ayude a los enfermos, respetando su dignidad como persona, de forma que ante situaciones dramáticas y terminales se elimine el dolor del paciente y no al paciente. En este sentido, la única respuesta ética posible son los cuidados paliativos”.
“Queremos destacar también que la muerte de cualquier ser humano siempre es digna, pues la dignidad es intrínseca a la naturaleza humana. El objetivo no es conseguir una muerte digna sino una muerte sin dolor”, aducen.
El cardenal Kevin Farrell en representación del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida y la Pontificia Academia para la Vida, firmó y emitió un comunicado sobre el caso de Vincent Lambert.
En él, ambas instituciones declaran compartir plenamente las manifestaciones realizadas del arzobispo de Reims, monseñor Éric de Moulins-Beaufort y de su obispo auxiliar monseñor Bruno Feillet ante el caso de Vincent Lambert.
Igualmente, reiteran que la interrupción de la alimentación y de la hidratación supone una “gran violación de la dignidad de la persona” y subrayan que el estado vegetativo, aunque grave, “no compromete de ninguna forma la dignidad de las personas que se encuentran en esta condición, ni sus derechos fundamentales a la vida y a los cuidados, entendidos como una continuidad de la asistencia humana básica”.
Además, describen que la interrupción de los consabidos cuidados básicos constituye “una forma de abandono del enfermo fundada en un juicio despiadado sobre su calidad de vida, expresión de una cultura del descarte que selecciona las personas más frágiles e indefensas sin reconocer su unicidad y su inmenso valor” y añaden que “la continuidad de la asistencia es un deber ineludible”.
Por último, manifiestan su deseo de que se encuentren “soluciones eficaces” que salvaguarden la vida de Vincent Lambert y aseguran la oración del Santo Padre y de toda la Iglesia para que así ocurra (Zenit).— Presbítero Alejandro de J. Álvarez Gallegos, coordinador diocesano para la Pastoral de la salud.