Enfrentar con valor la muerte

Pastoral de la Salud

En estos días celebramos y recordamos a nuestros difuntos. Ciertamente no estamos preparados para afrontar la muerte. Podemos tomar muchos cursos, diplomados y talleres de tanatología, pero en el momento de enfrentar la muerte pareciera que todo se nos viene abajo.

Esto es cierto, pero no podemos conformarnos que sea así. Necesitamos entrar en el proceso del duelo, no huir de él. Podemos inventar mil excusas para no hacer el duelo, pues creemos que “el tiempo lo cura todo”, y no es así.

El duelo es el proceso por el cual los seres humanos nos enfrentamos al dolor y al sufrimiento y nos reconocemos vulnerables, y después aceptamos la sanación de la herida que provocó la muerte de esta persona que tanto amábamos.

Hay muchas preguntas que nos hacemos ante la muerte de un ser querido. Estas preguntas nos pueden angustiar si no encontramos respuestas, y la mayoría de las veces así sucede. No te preguntes por qué se murió, sino mejor ¿para qué aconteció esto?, ¿qué lectura le puedo dar a mi vida después de este acontecimiento?

Los grupos de ayuda pueden ser una herramienta eficaz de ayuda para superar la tristeza o depresión por la pérdida de un ser querido. En la parroquia de Nuestra Señora de Fátima, sede de la Pastoral de la Salud impartimos un taller del duelo para personas que aún no han podido superar la muerte de una persona amada. Pide informes al 9994-91-33-34.

El sentido cristiano de la muerte, siguiendo el Catecismo, se puede resumir en:

a) La muerte es el final de la vida terrenal

b) La muerte entró en el mundo a consecuencia del pecado

c) Por la muerte, el alma se separa del cuerpo, pero en la resurrección Dios devolverá la vida incorruptible a nuestro cuerpo trasformado, reuniéndolo con nuestra alma.

Recordarlos siempre

La mejor ofrenda que podemos ofrecerle a nuestros seres queridos que ya no están compartiendo con nosotros es nuestra oración, nuestra memoria llena de gratitud. Elevar en este día una plegaria, si se puede participando de la Eucaristía mucho mejor.

La muerte no es el final, es el principio de una nueva vida en la eternidad.— Presbítero Alejandro Álvarez Gallegos, coordinador diocesano para la Pastoral de la Salud