Derechos de los enfermos

Pastoral de la salud

Todos los seres humanos por el solo hecho de vivir somos sujetos de derechos y deberes. Sin embargo, estos derechos y deberes adquieren un matiz cuando nos encontramos atravesando una experiencia que nos condiciona, tal es el caso de los ancianos, de los niños, las personas que pertenecen a los pueblos originarios, los enfermos, etc.

Aquí vamos a reflexionar sobre los derechos de los enfermos. La secretaría de salud pública en México ha señalado 10 derechos de los pacientes (enfermos) que debemos recordar: Recibir atención médica adecuada, trato digno y respetuoso, información suficiente, clara, oportuna y veraz, decidir libremente sobre tu atención, otorgar o no tu consentimiento informado para procedimientos, ser tratado con confidencialidad, contar con facilidades para obtener una segunda opinión, recibir atención médica en caso de urgencia, contar con un expediente clínico, ser atendido cuando te inconformes por la atención médica recibida.

Me parece que esta lista obedece ciertamente a las necesidades de los enfermos y que podríamos obviar que también tienen derecho a continuar gozando de la libertad religiosa, un derecho que frecuentemente se le viene negando en los hospitales públicos de México, especialmente aquí en Yucatán. No son pocos los sacerdotes que se acercan a un servidor como coordinador de la pastoral de la salud, dimensión de la Iglesia que se encarga de velar por la atención organizada de los enfermos y sus familias en las diferentes instituciones, para comentarme que se les niega el acceso a los enfermos que solicitan atención espiritual. Los hospitales, especialmente los públicos, saben que parte de los cuidados paliativos de los enfermos y sus familias son los auxilios espirituales, los sacramentos.

Desde aquí hago un llamado a las autoridades actuales y a las futuras autoridades a que tengan en su agenda la atención real y efectiva de los pacientes. Los agentes de pastoral de la salud (sacerdotes, diáconos y laicos) llevamos al enfermo a Cristo, el Evangelio, la fe. Estas experiencias no se deberían negar a quien padece dolor y sufrimiento. Como lo ha señalado alguna vez el papa Francisco los enfermos, como las personas que tienen una discapacidad incluso muy grave, tienen una dignidad inalienable y una misión en la vida y nunca se convierten en simples objetos, aunque a veces puedan parecer meramente pasivos, pero en realidad nunca es así.— Presbítero Alejandro Álvarez Gallegos, coordinador diocesano para la Pastoral de la Salud